Imagina tu interior y los órganos que lo conforman: estómago, intestinos, hígado, corazón, riñones, músculos, huesos, tendones, nervios,… ¿Te has preguntado alguna vez cómo estos órganos se “mantienen en su lugar” y no se mezclan entre sí?? ¡El tejido conectivo y el colágeno son los responsables de esto! Nuestros órganos y músculos están rodeados por una matriz de células de tejido conectivo. Como sugiere su nombre, se combinan para crear un todo. El tejido conectivo le da forma y soporte a nuestro cuerpo. Nuestros huesos y cartílagos también pertenecen al tejido conectivo, y nuestra sangre es su forma líquida.
El colágeno, base del tejido conectivo
El tejido conjuntivo, cuya base es el colágeno, es el tejido de la juventud, es una garantía de salud. Asegura la integridad de los tejidos, el mantenimiento de vasos sanguíneos sanos y una correcta estructura ósea. El tejido conectivo es la Internet biológica en nuestro cuerpo, un reservorio de hormonas. También contiene receptores que transmiten señales biológicas. Por ello, juega un papel extremadamente importante en el mantenimiento de la salud.
Tareas del tejido conectivo
Pero además, la tarea del tejido conectivo no abarca solo la función de conexión y de creación del andamiaje del cuerpo. En primer lugar, es el tejido principal a través del cual se produce todo el intercambio: todas las sustancias (nutrientes, oxígeno, glucosa, hormonas, etc.) deben atravesar su barrera para llegar a la célula. Asimismo, los metabolitos celulares y todas las sustancias que necesitamos eliminar pasan a través del tejido conectivo. Y lo que en medicina natural llamamos «depósitos», o «vías», no son más que metabolitos, toxinas y demás sustancias depositadas en el cuerpo, que llevan al deterioro de las funciones de transporte y filtrado del tejido conjuntivo, y a que el propio organismo pierda la capacidad de autorregularse.
Cómo cuidar el tejido conectivo (colágeno)
Vamos a hablar un poco sobre los micronutrientes más importantes para el tejido conectivo. Estas sustancias son necesarias para la síntesis de colágeno y el mantenimiento de la función y estabilidad del tejido conjuntivo. En primer lugar, la vitamina C es necesaria para fortalecer las estructuras de colágeno, las principales estructuras del tejido conectivo que se pueden comparar con un tejido. Los expertos llaman a este mecanismo hidroxilación. Muchas personas, a pesar de tomar altas dosis de vitamina C, no notan ninguna mejora en la estructura del colágeno. Esto se debe a una razón simple, a saber, la falta o deficiencia de otros componentes necesarios para un tejido conectivo estable y funcional. El continuo fortalecimiento y entrecruzamiento de las fibras de colágeno tiene lugar en presencia de cobre, lo que asegura la correcta estructura similar a una cuerda de vela.
Micronutrientes para el tejido conectivo
N-acetilglucosamina, sulfato de condroitina, vitamina E, vitamina C y el principio activo de origen vegetal, el picnogenol son las sustancias más importantes. Estos micronutrientes, por un lado, aumentan la calidad del colágeno y, por otro lado, protegen las fibras contra los efectos nocivos de los radicales libres. Los aminoácidos lisina y prolina constituyen también el mayor porcentaje de colágeno, ¡un 25%! Recuerda que la lisina es un aminoácido que no podemos producir en nuestro propio cuerpo, sino que debe ser aportado con la dieta.
La vitamina C es la clave
¿Alguna vez te has preguntado por qué enfermedades como la aterosclerosis son conocidas en nuestra especie, mientras que en el mundo animal son inusuales o raras? La respuesta es que los humanos, los simios y los conejillos de indias hemos perdido nuestra capacidad de producir nuestra propia vitamina C y debemos ingerirla con nuestra dieta, mientras que todos los demás animales producen vitamina C de forma endógena y disponen de cantidades muy grandes de 2 a 20 gramos por día. Si comparamos estos valores con la recomendación para humanos, podemos ver claramente que la mayoría de nosotros sufrimos deficiencias. Para obtener más información a respecto, consulta el libro Por qué los animales no sufren infarto y los hombres sí, del Dr. Rath.
Cantidades de vitamina C
En la década de 1990, el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos de América publicaron los resultados de un estudio diseñado para determinar la ingesta diaria óptima de vitamina C. Los estudios demostraron que los jóvenes que llevan un estilo de vida saludable deben consumir, por lo menos, de 220 a 250 mg de vitamina C por día. Sin embargo, estos resultados se ignoraron y aun a día de hoy la Unión Europea fija esta cantidad en 80 mg, un estándar que se estableció sobre la base de investigaciones de la década de 1940. Este estudio se llevó a cabo en 9 presos a los que se les dio una dieta que no contenía vitamina C y desarrollaron síntomas de escorbuto. Posteriormente, se aumentó la dosis y se examinó cuánto habían cedido los síntomas del escorbuto.
La atención al papel del tejido conectivo en el control de muchas enfermedades fue iniciada por el Dr. Rath en 1992, cuando postuló el uso de micronutrientes como la vitamina C y el aminoácido lisina en el control natural del cáncer, un gran tema sobre el que volveremos con otro post.
¡Cuida tu colágeno hoy, porque en última instancia, estamos construidos sobre él!