Cada vez se demuestra más que los ácidos grasos omega-3 aportan importantes beneficios para la salud, sobre todo en relación con las enfermedades cardiovasculares. Consciente de ello, un nuevo metaanálisis elaborado por investigadores de Estados Unidos examina la relación entre un tipo específico de omega-3 -el ácido docosahexaenoico (DHA)- y las tasas de mortalidad. Estudiando los datos de 117.702 personas del Reino Unido, los investigadores analizan los niveles plasmáticos de DHA y hacen un seguimiento de la mortalidad durante un periodo de 12,7 años. Publicados en la revista Mayo Clinic Proceedings, los resultados demuestran una clara correlación entre los niveles circulantes más altos de DHA y un menor riesgo de mortalidad por todas las causas.

Los datos primarios utilizados para el análisis procedían del Biobanco del Reino Unido, un recurso que contiene información detallada sobre genética, estilo de vida y salud de alrededor de medio millón de personas de Inglaterra, Escocia y Gales. Para un análisis secundario, los investigadores combinaron los resultados del Biobanco del Reino Unido con los de un reciente metaanálisis FORCE (Consorcio de Investigación sobre Ácidos Grasos y Resultados) que incluía 17 estudios y 42.702 individuos. Combinados con los datos del Biobanco sobre 117.702 personas, se obtuvo una muestra ampliada de 160.404 individuos a los que se realizó un seguimiento durante una media de 14 años.

Los datos del Biobanco del Reino Unido revelaron que las personas con los niveles circulantes más altos de DHA presentaban un riesgo de un 21% menor de mortalidad por cualquier causa. Aproximadamente la mitad de las personas con los niveles más altos tomaban suplementos de ácidos grasos omega-3. La fusión de los resultados del Biobanco con los del metaanálisis FORCE y el ajuste por los factores de riesgo pertinentes arrojaron un riesgo un 17% menor de mortalidad por cualquier causa, un 21% menor de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, un 17% menor de mortalidad por cáncer y un 15% menor de mortalidad por otras causas.

Los investigadores sugieren que, para el estadounidense medio, sería necesaria una ingesta diaria combinada de aproximadamente 1.000 mg de DHA y EPA (ácido eicosapentaenoico, otro ácido graso omega-3) para alcanzar los niveles que han demostrado ser cardioprotectores. Estiman además que los individuos con las ingestas más bajas de omega-3 necesitarían 1.600 mg al día.

El estudio, uno de los más amplios realizados hasta la fecha para examinar la relación entre el nivel de DHA y la mortalidad, concluye que unos niveles más elevados de este ácido graso se asocian a una reducción significativa del riesgo de mortalidad por cualquier causa, así como de los riesgos de muerte por enfermedad cardiovascular, cáncer y otros motivos. Los investigadores afirman que sus hallazgos refuerzan la hipótesis de que el DHA puede favorecer la salud cardiovascular y la esperanza de vida.

Aprovechar la sinergia de los nutrientes

Para reducir de forma óptima el riesgo de mortalidad, no basta con prestar atención a los ácidos grasos omega-3 por sí solos. Los niveles de vitamina D también son importantes, por ejemplo, ya que se ha demostrado que predicen futuros problemas de salud y el riesgo de muerte. La aceptación de que dosis diarias de vitamina D3 reducen la mortalidad por cáncer se está generalizando poco a poco. Investigadores estadounidenses han demostrado que la ingesta de vitamina C está inversamente relacionada con el riesgo de mortalidad.

En lugar de centrarse en nutrientes individuales, el enfoque más eficaz consiste en garantizar una ingesta equilibrada de nutrientes sinérgicos cuidadosamente seleccionados para maximizar su impacto biológico. Las Recomendaciones para la Salud Celular del Dr. Rath marcan la pauta en este sentido, ya que comprenden una selección de vanguardia de vitaminas, minerales, aminoácidos y oligoelementos específicos.

Fruto de décadas de investigación científica, el enfoque del Dr. Rath sobre la suplementación diaria con nutrientes está diseñado para todos -jóvenes y mayores, personas sanas y pacientes por igual- con el objetivo de optimizar la salud cardiovascular, prevenir las enfermedades crónicas y reducir el riesgo de mortalidad. Según las conclusiones del último estudio Mayo Clinic Proceedings, incorporar los ácidos grasos omega-3 a dicho régimen puede ser una de las mejores cosas que se pueden hacer para mejorar y proteger la salud.

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