El efecto negativo de los medicamentos en la eficacia de los micronutrientes esenciales
A diferencia de los medicamentos, los micronutrientes naturales son esenciales para el funcionamiento Ć³ptimo de nuestras cĆ©lulas. No podrĆ­amos sobrevivir sin ellos. Por el contrario, los medicamentos suelen ser sustancias sintĆ©ticas que pueden provocar muchos efectos secundarios e interacciones en el organismo. AdemĆ”s, normalmente sĆ³lo son capaces de enmascarar o aliviar los sĆ­ntomas. AsĆ­, mientras que muchos micronutrientes son vitales, bastantes fĆ”rmacos tienen propiedades perjudiciales para la vida pudiendo causar mĆ”s enfermedades y cronificar las existentes, perpetuando un modelo de negocio atractivo para la industria de la inversiĆ³n farmacĆ©utica.
Cuando utilizamos el tĆ©rmino Ā«medicamentosĀ», solemos pensar en productos desarrollados en el laboratorio para uso mĆ©dico. Asociamos este tĆ©rmino a los productos farmacĆ©uticos que suelen estar disponibles en forma de pĆ­ldora o comprimido. Estos medicamentos Ā«convencionalesĀ» generan costes crecientes y cargan a los pacientes con una serie de efectos secundarios. Algunos de ellos son temidos, pero muchos otros pasan desapercibidos, lo que no implica en absoluto que sean inofensivos. A los futuros farmacĆ³logos se les enseƱa en su primer aƱo de estudios que los medicamentos tienen inevitablemente efectos secundarios indeseables. Si no fuera asĆ­, se argumenta, podrĆ­an no tener efectos en el cuerpo humano, lo que supone la causa primera de su existencia. Por ello, la habilidad de la farmacia consistirĆ­a en desarrollar y perfeccionar medicamentos con el menor nĆŗmero posible de efectos secundarios en comparaciĆ³n con el efecto principal previsto.
ĀæEl origen de las enfermedades estĆ” en la falta de medicamentos?
En este enfoque se pasan por alto rĆ”pidamente dos cosas. En primer lugar, nuestro metabolismo depende de numerosas sustancias naturales: vitaminas, ciertos aminoĆ”cidos, minerales, oligoelementos y otros micronutrientes diversos. Si faltan, los sĆ­ntomas de carencia aparecerĆ”n tarde o temprano. Sin embargo, a diferencia de la falta de aliento, la sed o el hambre, no tenemos una sensaciĆ³n clara de una inminente carencia de micronutrientes. Por lo tanto, ni siquiera nos daremos cuenta de que tenemos una carencia de micronutrientes hasta que caigamos enfermos. Esto se refleja en el abrumador nĆŗmero de las llamadas enfermedades comunes o de estilo de vida en los sistemas sanitarios occidentales supuestamente muy desarrollados. Sin embargo, en lugar de tratar de prevenir las deficiencias y los estados de enfermedad resultantes, la Ā«medicina convencionalĀ», orientada al sector farmacĆ©utico, estĆ” completamente imbuida del dogma de querer tratar las enfermedades crĆ³nicas con medidas de intervenciĆ³n rezagadas: una reparaciĆ³n costosa en lugar de una prevenciĆ³n relacionada con la causa.
Para entender la enfermedad debemos acudir al nivel celular y, sobre esta base, al eliminar las deficiencias de micronutrientes subyacentes o evitarlas en primer tƩrmino, la Medicina Celular comienza lo antes posible a actuar.
Por otro lado, el enfoque anterior omite deliberadamente el hecho de que los medicamentos, en la gran mayorĆ­a de los casos, sĆ³lo enmascaran los sĆ­ntomas de una enfermedad. Esto puede dar a los pacientes la impresiĆ³n de estar curados, cuando, sin embargo, no se eliminan las causas reales de la enfermedad. Una carga adicional es que el efecto o los efectos declarados de los medicamentos se asocian a efectos secundarios indeseables, algunos con mayor o menor frecuencia. Muchos pacientes tienden a ignorar la informaciĆ³n del prospecto. A veces los mĆ©dicos incluso recomiendan no leerlo para evitar Ā«preocuparse innecesariamenteĀ». El hecho es que cuanto mĆ”s se utilicen los medicamentos y mĆ”s tiempo se tomen, mayor serĆ” el riesgo de sufrir daƱos relacionados con el fĆ”rmaco, que pueden ser incluso mortales. Esto se debe a que las sustancias activas pueden influirse mutuamente. AsĆ­, el riesgo de efectos secundarios e interacciones aumenta desproporcionadamente con cada medicamento adicional.
Se habla de polifarmacia cuando se toman mĆ”s de cinco medicamentos al mismo tiempo. El grupo mĆ”s afectado por esta prĆ”ctica son las personas mayores. En Alemania, el 30% de las personas mayores de 65 aƱos toman mĆ”s de cinco medicamentos, y el 4,2% de las personas de esta edad incluso toman 9 o mĆ”s fĆ”rmacos. Sin embargo, el nĆŗmero de personas afectadas por la polifarmacia aumenta no sĆ³lo con la edad, sino tambiĆ©n dependiendo del mĆ©dico que atiende al paciente. Mientras que la polifarmacia afecta a cerca de un tercio de los pacientes cuando intervienen dos mĆ©dicos, casi el 80 % de los pacientes se ven afectados por este problema cuando son cuatro los mĆ©dicos que proporcionan un tratamiento simultĆ”neo. Ambos factores ponen en cuestiĆ³n las prĆ”cticas del actual sistema sanitario.
Los fƔrmacos, ladrones de micronutrientes
Entre ciertas generaciones aun estĆ”n presentes escĆ”ndalos de medicamentos como los de la talidomida, el Baycol, el Vioxx, la epidemia de opioides desenfrenada en Estados Unidos o, mĆ”s recientemente, la retirada del ValsartĆ”n. Desgraciadamente, la verdad aleccionadora es que prĆ”cticamente todas las terapias farmacolĆ³gicas provocan daƱos mĆ”s o menos evidentes al afectar negativamente al equilibrio de micronutrientes del organismo. Esto se debe a que los productos farmacĆ©uticos no participan en los procesos metabĆ³licos de forma aislada, sino que interactĆŗan con complejos procesos dentro y fuera de las cĆ©lulas.
Algunos de los principales efectos indeseados de los medicamentos son:
(A) Los fĆ”rmacos pueden dificultar o suprimir la absorciĆ³n de micronutrientes, como hacen los agresivamente comercializados inhibidores de la bomba de protones (bloqueadores de la acidez estomacal) con la vitamina B12, el Ć”cido fĆ³lico, el zinc, el hierro, la vitamina D, el calcio, el magnesio, la vitamina C y otros micronutrientes. Los antibiĆ³ticos, ciertos fĆ”rmacos para reducir los lĆ­pidos y el colesterol, diversos analgĆ©sicos o los anticonceptivos orales tambiĆ©n son dignos de menciĆ³n en este contexto tambiĆ©n.
(B) Los fĆ”rmacos tambiĆ©n pueden bloquear la conversiĆ³n (o el reabastecimiento) de micronutrientes en su(s) forma(s) activa(s). Ejemplos destacados son, de nuevo, los anticonceptivos hormonales, especialmente en lo que respecta al metabolismo de las vitaminas del grupo B, y el fĆ”rmaco antiasmĆ”tico teofilina en lo que respecta a la vitamina B6. Las estatinas tambiĆ©n pueden incluirse en esta lista, ya que no sĆ³lo inhiben la sĆ­ntesis de vitamina D del propio organismo, sino tambiĆ©n la sĆ­ntesis de la coenzima Q10, que es esencial para la producciĆ³n de energĆ­a.
(C) En general, casi todos los fĆ”rmacos se asocian a una alteraciĆ³n de la cadena respiratoria mitocondrial, lo que da lugar a una multitud de efectos secundarios. Esto se debe a que todas las cĆ©lulas dependen del suministro de suficiente bioenergĆ­a (es decir, el portador de energĆ­a ATP) de las centrales elĆ©ctricas celulares. AdemĆ”s de los citostĆ”ticos (Ā«quimioterapiaĀ»), ya altamente tĆ³xicos, muchos otros agentes farmacĆ©uticos tienen un efecto perjudicial en los procesos y estructuras de la mitocondria. Entre ellos se encuentran las ya mencionadas estatinas, los antiarrĆ­tmicos (betabloqueantes, bloqueantes de los canales del Ca), los inhibidores de la ECA, los antiinflamatorios no esteroideos (por ejemplo, diclofenaco, ibuprofeno o paracetamol), los antidepresivos (por ejemplo, imipramina, fluoxetina, paroxetina), los fĆ”rmacos psicotrĆ³picos (por ejemplo, haloperidol) y los antiepilĆ©pticos, Haloperidol), antiepilĆ©pticos (p. ej., Ć”cido valproico), antidiabĆ©ticos (p. ej., metformina, el grupo de las glitazonas), anticoagulantes (p. ej., fenprocum), antibiĆ³ticos (p. ej., antraciclinas, tetraciclinas, sulfonamidas), el grupo de los antirretrovirales y otros.
(D) Otro mecanismo de privaciĆ³n de micronutrientes inducido por los fĆ”rmacos es el aumento del estrĆ©s sobre las sustancias vitales naturales en el curso de los procesos de desintoxicaciĆ³n en el hĆ­gado o el riĆ±Ć³n, un camino que siguen casi todos los fĆ”rmacos. Un ejemplo tĆ­pico es la intoxicaciĆ³n por acetaminofeno (paracetamol).
(E) Por Ćŗltimo, una serie de medicamentos favorecen la excreciĆ³n de micronutrientes vitales. Entre ellos se encuentran los tan citados diurĆ©ticos (medicamentos para la deshidrataciĆ³n) y los laxantes. El Ć”cido acetilsalicĆ­lico (ASA), ya sea tomado como analgĆ©sico, antipirĆ©tico, antiinflamatorio o agente anticoagulante, es utilizado por millones de personas sin pensarlo dos veces. Dado que todos los mecanismos mencionados de privaciĆ³n de micronutrientes pueden relacionarse con el ASA, este descuido en el uso de esta sustancia contrasta con sus indeseables efectos secundarios, independientemente del hecho de que ahora se aƱada algo de vitamina C a la ya consagrada Aspirina. De hecho, esta medida parece una burla, ya que la cantidad de vitamina C ni siquiera es suficiente para compensar las pĆ©rdidas causadas por el fĆ”rmaco.
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