El magnesio es el cuarto mineral más abundante en nuestro organismo y, aunque es fundamental para la salud humana, su papel está muy infravalorado.
Nuestra dieta aporta menos de la mitad de la cantidad diaria recomendada de 320-420 mg/día y entre el 50 y el 75% de la población sufre una carencia crónica. La deficiencia de magnesio se ha asociado al envejecimiento, al estrés, al consumo excesivo de alcohol, al tabaquismo y a las enfermedades del tracto digestivo, el hígado y los riñones. Además, algunos fármacos como los diuréticos eliminan el magnesio disponible en el organismo.
La carencia de magnesio no es fácil de identificar porque no presenta síntomas específicos. Puede manifestarse en forma de mareos, dificultad de concentración, irritabilidad, fatiga, ansiedad, depresión, estreñimiento, dolores de cabeza y calambres musculares, entre otros.
¿Por qué necesitamos magnesio? Este mineral es vital para la producción de energía celular en forma de ATP, importante para todas las funciones biológicas. Está especialmente reconocido para los deportistas por mejorar su rendimiento físico y su recuperación. El magnesio participa como cofactor en más de 300 procesos bioquímicos del organismo, como la síntesis de ADN y ARN y la producción del antioxidante glutatión.
El magnesio es también importante para la salud cardiovascular al favorecer la contracción del músculo cardiaco y la regularidad de los latidos. También ayuda a mantener fuertes los vasos sanguíneos por su contribución en la producción de colágeno y la conservación del tono y la elasticidad de los músculos lisos vasculares. Estas propiedades relajantes musculares favorecen una tensión arterial sana.
Los niveles bajos de magnesio se asocian a un aumento del colesterol LDL en sangre y a un mayor riesgo de aterosclerosis, arritmia e insuficiencia cardiaca. Además, el magnesio mejora la sensibilidad de las células a la insulina, lo que permite un mejor control glucémico y el mantenimiento de niveles saludables de azúcar en sangre y de hemoglobina A1C.
Es poco conocido que el magnesio desempeña además un papel central en la conducción de los impulsos nerviosos y en la coordinación neuromuscular. Interviene en la producción y protección de los fosfolípidos de membrana, la vaina de mielina y las sinapsis. Controla la excitación excesiva de los nervios protegiéndolos de daños (excitotoxicidad). Estas propiedades neuroprotectoras son importantes en trastornos psicosomáticos como migrañas y otros dolores crónicos, en la ansiedad, la depresión, la epilepsia y las enfermedades de Parkinson y Alzheimer. Administrado por vía intravenosa, el sulfato de magnesio puede reducir el riesgo de convulsiones en casos de hipertensión durante el embarazo (preeclampsia) y puede ayudar a reducir las probabilidades de parto prematuro.
Por otra parte, el magnesio interviene en algunos de los procesos fisiológicos de los sistemas psico-neuro-endocrinos y afecta al funcionamiento del hipotálamo y de la hipófisis. Sus beneficios incluyen la producción de serotonina y melatonina, las hormonas relajantes que ayudan a reducir el estrés y a dormir mejor. El magnesio es también esencial para la memoria, el aprendizaje y la salud cognitiva en general.
Aproximadamente el 50-60% del magnesio del cuerpo se almacena en los huesos, donde regula los niveles de calcio y fósforo y activa la hormona paratiroidea y la vitamina D. Estas funciones son importantes para el crecimiento, remodelación y mineralización de los huesos y para reducir los riesgos de osteoporosis y de fracturas.
El potencial antiinflamatorio del magnesio ayuda además a reducir la degeneración ósea y articular.
El magnesio también es un «mineral de belleza» importante para una piel sana, para el crecimiento del cabello y la reducción del encanecimiento prematuro y su caída.
El magnesio puede obtenerse de diversas fuentes alimentarias y a través de suplementos. Aunque el procesado de los alimentos puede eliminar más del 80% del magnesio, puede obtenerse fácilmente tomando nueves, semillas (calabaza, lino, girasol), judías, cereales, verduras de hoja verde y frutas (plátano, guayaba, aguacate). El magnesio derivado de algas rojas marinas tiene una estructura celular única que lo hace más biodisponible y constituye una excelente fuente de magnesio natural.
Link al artículo original:
https://www.drrathresearch.org/pub/hsnp/hsnp2308-DRI.pdf
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