Febrero es el mes de la prevención del cáncer, en particular, el día 4. Y es que la «Guerra contra el cáncer», declarada por el presidente Nixon hace más de 5 décadas, continúa abierta y el cáncer sigue siendo la segunda causa de muerte en el mundo. La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud prevé un incremento del diagnóstico de cáncer en un 77% para el año 2050. Aunque sabemos más sobre el desarrollo y la progresión de esta enfermedad, el tratamiento a menudo implica el trío estándar: cirugía, quimioterapia y radioterapia.
Muchos de los fármacos de la quimioterapia se consideran carcinógenos, pero siguen siendo pilar en los tratamientos. Cada uno de los tratamientos actuales están asociados a riesgos inherentes para la salud y efectos secundarios, y sin embargo, todos siguen formando parte de la terapia estándar contra el cáncer.
Los fármacos quimioterapéuticos matan las células de crecimiento rápido, y por ello, no sólo atacan a las células cancerosas, sino también a las sanas del organismo (folículos pilosos, células sanguíneas, células intestinales). Debido a esta destrucción indiscriminada de células causan daños generalizados en el cuerpo. Cuando una célula muere como consecuencia de la quimioterapia, sus restos celulares, también pueden ser peligrosos pues pueden inducir inflamación, que a su vez puede desencadenar otros cánceres y problemas de salud.
En uno de los estudios realizados en el Instituto de Investigación Dr. Rath, un grupo de ratones fue expuesto a las células del cáncer de mama junto con los restos generados por el fármaco quimioterápico docetaxel, y otro grupo de ratones se expuso sólo a las células del cáncer de mama. Los resultados indicaron que el grupo de ratones que recibió los restos de células cancerosas después del docetaxel mostraban crecimiento tumoral significativamente más pronunciado y marcadores inflamatorios agravados (TNF-alfa, IL-1) que los ratones que fueron expuestos sólo a células de cáncer de mama.
El Instituto de Investigación Dr. Rath ha sido pionero en nuevas formas de comprender y combatir el cáncer. Nuestra investigación se centra en frenar la propagación del cáncer (metástasis). Es la metástasis, y no el tumor primario, la responsable de más del 90% de las muertes por cáncer. Nuestro enfoque se centra en la importancia de un tejido conjuntivo sano y fuerte para frenar la agresividad del cáncer formando una barrera natural que impide que las células malignas se extiendan en el organismo.
Los principales responsables de la destrucción del tejido conjuntivo son unas enzimas segregadas por las células cancerosas llamadas MMP (metaloproteinasas de la matriz). Nuestros estudios han demostrado que el bloqueo de las enzimas MMP mediante nutrientes esenciales y fitonutrientes tiene un impacto significativo en el fortalecimiento y la integridad del tejido conjuntivo, lo que es importante para frenar la propagación de las células cancerosas.
Hemos probado que una combinación sinérgica de nutrientes específicos (vitamina C, lisina, prolina, extracto de té verde y otros) puede afectar simultáneamente a los mecanismos para reducir el crecimiento de las células cancerosas, inducir la muerte natural de las estas (apoptosis), reduciendo la invasión y la metástasis del cáncer, y disminuyendo el crecimiento de los vasos sanguíneos que alimentan el tumor (angiogénesis).
Nuestros investigadores han confirmado la eficacia de esta combinación de nutrientes en más de 60 tipos de células cancerosas. También hemos obtenido resultados similares utilizando una combinación de fitonutrientes (extracto de té verde, curcumina, resveratrol, quercetina, y una mezcla de extractos de verduras crucíferas como la col, la coliflor, la zanahoria y el brócoli) en múltiples líneas celulares de cáncer.
Estos estudios científicos indican que la vitamina C, en combinación con otros compuestos naturales, tiene un potencial real de defensa natural contra el cáncer.