Durante miles de años, las manzanas han enriquecido nuestras vidas con sus diversas variedades, colores y sabores. Originarias de Asia Central, llegaron a Europa a través de antiguas rutas comerciales como la Ruta de la Seda, donde fue cultivada por romanos y griegos.
La manzana no sólo está profundamente arraigada en la historia, sino que también representa un importante factor económico en la actualidad: es la cuarta fruta más producida del mundo y la más consumida en Alemania.
Se dice que una manzana al día mantiene alejado al médico («an apple a day keeps the doctor away«). Este proverbio inglés indica que el consumo regular de manzanas contribuye a la salud y puede prevenir enfermedades. Pero, ¿aun se aguanta este dicho?
La realidad es que la densidad de nutrientes de la manzana ya no es tan alta como se suponía. La agricultura intensiva ha impactado también en el cultivo de manzanas en los últimos 50 años.
En principio, las manzanas contienen diversos ingredientes saludables, como vitaminas, minerales y sustancias vegetales bioactivas. Sin embargo, hay que distinguir entre las manzanas procedentes de un cultivo intensivo y las manzanas naturales, vírgenes, del huerto o jardín familiar.
Las primeras se suelen recoger demasiado pronto, se almacenan en cámaras frigoríficas durante mucho tiempo lo que las hace perder valiosos micronutrientes.
Para evitarlo, es aconsejable prestar atención al origen de las manzanas y comprar preferiblemente variedades locales con rutas de transporte cortas a productores ecológicos. Nos aseguraremos así que la popular manzana conserva sus ingredientes saludables.
Tras la cosecha
La mayoría de los micronutrientes que naturalmente contienen las manzanas se encuentran en la piel. Para aprovechar todo el potencial de esta fruta, es aconsejable, por tanto, evitar pelarla antes de comer. Además, es recién recolectada cuando la manzana contiene la mayor parte de micronutrientes. A finales del verano, los manzanos están llenos de frutas que no van a ser consumidas de forma inmediata y es que aquí cuando entra en el inevitable almacenamiento. Para conservar las manzanas los horticultores ecológicos las sumergen en agua caliente. Sin embargo, esto sólo funciona con manzanas sin defectos recogidas a mano y sanas. La fruta con magulladuras o manchas y partes podridas, así como la infestación de hongos y gusanos de la fruta obliga a desecharlas rápidamente.
Para conservar las vitaminas y almacenarlas frescas se recomienda hacerlo en una habitación fresca y oscura con un alto grado de humedad, por ejemplo, un sótano o una bodega. Para evitar magulladuras, las manzanas se almacenan mejor en cajas de fruta con cartón ondulado entre las capas.
Las manzanas desprenden etileno, que puede acelerar el envejecimiento de otras frutas. Por ello, deben almacenarse separadas de las variedades sensibles al etileno.
Contenido de las manzanas
Las manzanas contienen las vitaminas B1, B2, B6, E y C, que contribuyen a una serie de funciones importantes del organismo desde la producción de energía hasta el fortalecimiento del sistema inmunitario. Los flavonoides y polifenoles tienen un efecto antiinflamatorio y pueden combatir el daño celular causado por los radicales libres. Las fibras dietéticas favorecen la digestión y regulan los niveles de colesterol. La fibra pectina es especialmente abundante en las manzanas y se sabe que nutre las bacterias intestinales buenas y contribuye así a mantener una flora intestinal equilibrada, lo que es de crucial importancia para nuestra salud. Diversos estudios sugieren que la pectina influye también positivamente sobre los niveles de colesterol al reducirlo, fijando el colesterol LDL en el intestino y eliminándolo del organismo.
Las manzanas también contienen minerales como el potasio, que favorece la función muscular y nerviosa.
Ahora viene el quid de la cuestión: ¿quién tiene árboles frutales ecológicos en su propio huerto y es incluso autosuficiente? Porque el contenido en micronutrientes de las verduras del supermercado ha disminuido tanto en las últimas décadas que se hace necesaria una compensación de este déficit para mantener la salud de nuestro organismo.
Las influencias ambientales negativas y el estrés aumentan el riesgo de enfermar. Haciendo que la necesidad de micronutrientes aumente tanto que «una manzana al día» ya no sea suficiente para mantener la salud.
Los suplementos alimenticios pueden restablecer el equilibrio y compensar el déficit, pero aquí también hay que prestar atención a la calidad y a la formulación.
Al igual que una manzana contiene varias vitaminas, minerales y oligoelementos, los complementos alimenticios también deben contener una sinergia de diferentes micronutrientes. Los monopreparados, es decir, los productos que sólo contienen un único ingrediente activo, tienen un efecto limitado porque es gracias al efecto sinérgico de varios que en las formulaciones la acción de los diversos micronutrientes puede desplegarse del todo.
Manzanas enriquecidas en selenio
Investigadores de la Universidad de Osnabrück han encontrado el modo de producir una nueva variedad de manzana con selenio. El objetivo era contrarrestar la poca cantidad presente en las producidas a escala industrial y lo han logrado de la mano de un fabricante de fertilizantes, desarrollado un proceso de fertilización gracias al cual las manzanas del Elstar almacenan más de diez veces más selenio que las manzanas convencionales. Esto se lleva a cabo aplicando un abono especial de algas a las hojas de los manzanos varias veces antes de la cosecha.
Este procedimiento no hace más que confirmar que, en general, la manzana ya no es proveedor fiable de suficientes multivitaminas, minerales y oligoelementos para satisfacer las necesidades de todos los grupos de edad.
Conclusión
Una amplia gama de variedades hace de las manzanas un tentempié variado y sabroso, con fibra agradablemente saciante y baja en calorías. Pero también debe prestarse atención a la ingesta adicional de micronutrientes para nuestra condición física y nuestra salud general.